Esta nota fue publicada hoy en el diario "EL CORREO" de Andalucìa, España.-
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"Hace seis años que no ve a su hija porque su ex mujer le denunció por abusos sexuales.
Ahora, un juez le ha declarado inocente porque las lesiones que la pequeña presentaba en los genitales se debían a que se rascó porque tenía lombrices.
La niña tiene ahora siete años y no recuerda a su padre.
El “hombre malo”.
Así conoce esta menor a su padre después de haber estado seis años separada de él y oyendo del entorno materno constantes “vituperaciones” contra Miguel Ángel.
Ahora, tras haber sido absuelto de los supuestos abusos de los que le acusaba su ex mujer, volverá a ver a su hija con el reto de tener que superar seis años de lejanía.
La “pesadilla” de este padre comenzó meses después de una “separación muy turbulenta”.
La niña tenía enrojecidos sus genitales y la madre denunció a su ex por abusos sexuales.
Poco después, un juez decretaba como medida cautelar una orden de alejamiento basándose en el testimonio de un pediatra del Hospital de Valme.
Sin embargo, en el auto el magistrado ya apuntaba a la “dudosa” existencia de un delito y a la posibilidad de que las lesiones se debiesen a “una mala praxis higiénica”, según explicó el letrado del acusado, Rafael Caballero.
Seis años después, el Juzgado de lo Penal 7 ha dado la razón al padre, que durante todo este tiempo ha venido manteniendo su inocencia.
La sentencia asegura que existe la “alta probabilidad” de que las lesiones de la pequeña se debiesen a que ella misma se rascaba porque tenía lombrices, lo que explicaría que la zona siguiese enrojecida aún incluso cuando dejó de ver al padre.
El juez se basa en el informe del Equipo Psicológico de Investigación de Casos de Abusos Sexuales (Eicas), que fue el que reconoció a la menor y “descartó” los abusos, asegurando que el acusado “no está dentro del patrón de la pedofilia.
Los peritos también señalaron que si la niña dijo que las heridas se las causaba el padre pudo deberse al “ambiente de tensión” familiar, donde “oía constantes frases despreciativas” hacia su progenitor, ya que nunca fue capaz de describir lo que ocurrió.
El juez recuerda también que la madre fue denunciada por impedir el régimen de visitas, por lo que sus palabras “son altamente interesadas”.
El abogado de Miguel Ángel aseguró el martes que cuando la sentencia sea firme solicitará que se retire la suspensión de las visitas y que pedirá la custodia de la niña porque “sufre el Síndrome de Alienación Parental” bajo la influencia de la madre.
Tampoco descarta reclamar una indemnización a la ex pareja y a la administración de Justicia “por la lentitud del caso”, lo que ha privado a su cliente de su hija.".-
«Nos han destrozado la vida»
Miguel Ángel Torres no puede decir una frase sin echarse a llorar.
Y eso que afirma que, con la sentencia que le absuelve de la acusación de haber abusado de su hija en la mano, está como si fuera su cumpleaños.
No es para menos: un juez ha dicho ahora que no hay indicios de que él tocase los genitales de su hija ni abusase de ella, una acusación que le ha tenido seis años alejado de su pequeña.
Seis años de su vida, los seis últimos, que han sido para este hombre de 36 años “un infierno”.
“Era como estar en una cárcel de cuatro paredes con las que no paraba de darme cabezazos”, relata.
Ha enfermado gravemente –“Me han hecho dos operaciones, porque padezco de colon irritable”–, sufre depresión crónica e incluso le han aparecido manchas por el cuerpo que debe controlar. “Melanomas”, dice casi con naturalidad, asegurando que se deben a que ha somatizado todo lo que ha ocurrido estos años y a que el sufrimiento psíquico se ha hecho patente en males físicos.
Prueba de su deterioro físico es la comparación entre la fotografía de sus buenos tiempos que muestra Miguel Ángel y su aspecto actual. Antes de que comenzara su particular pesadilla pesaba 90 kilos; hoy no llega a 67.
Pero está dispuesto a olvidar para poder avanzar.
“Quiero tener conmigo a mi hija, a mi Montserrat, decirle que la quiero y cocinar para ella y para mí... a ver si así recupero algo de peso”, casi sonríe.
Sabe que le va a costar mucho que la niña –“en mayo cumplirá ocho años”– olvide que, durante los últimos seis, ha sido para ella “el hombre malo” al que toda su familia materna acusaba.
“Todo ha sido por venganza”, asegura entre sollozos, atribuyendo una mala intención a su ex mujer, que le denunció por supuestos abusos sexuales, unos abusos que, según las pruebas médicas, no existe: la niña tenía los genitales enrojecidos porque se rascaba, ya que tenía lombrices.
La irritación seguía aún cuando ya no estaba con su padre, así que algo fallaba.
“No entiendo cómo mi mujer ha hecho esto, a mí me ha destrozado la vida, pero a mi hija también”, insiste el padre.
Miguel Ángel Torres trata ahora de rehacer su vida, con los dos hijos (una niña y un niño) que tiene de otro matrimonio posterior.
Todos han pasado por un mal momento y él quiere recuperar ahora la calma y la felicidad.
“Ya ha pasado el infierno, ahora quiero vivir con la mujer más maravillosa que he conocido, con mi hija y con sus hermanos”, asegura. Por lo pronto, avanza que va a pedir la custodia plena de Montserrat para formar esa familia, porque entiende que la niña no está correctamente cuidada por su madre, ya que sufre el llamado síndrome de alienación parental. Su abogado, Rafael Caballero, no descarta reclamar una indemnización “millonaria” por los daños sufridos por su cliente, un dolor agravado por la lentitud de la Justicia en actuar, lo que ha hecho que Miguel Ángel lleve seis años “sin abrazar” a su hija y cargando con una acusación que ha resultado falsa. La sociedad, confiesa este padre, le la “discriminado” en estos años, mirándolo como a un “mal padre”, sostiene. Ahora, espera, vendrán tiempos mejores.
Escrito por la periodista Rocìo Velis