Dr. Terrile
Dado que he conocido la amplitud de criterio que tiene y de algún modo también su interes en los niños, le envío esta información. Una causa más de las muchas de lo que son víctimas "Niños, niñas y Adolescentes", particularmente los niños pobres.
Yo lo vengo denunciando - vía internet - a distinto contactos - con la esperanza de que alguno se ocupe, haga algo y diga basta a estos abusos. Oviamente sin resultado.
Cordialmente
Lucía
Gracias Lucìa
Roberto Terrile
Nota publicada en el diario "LA CAPITAL" de Rosario, Provincia de Santa Fe, Repùblica Argentina.-
LOS NIÑOS FUMIGADOS DE LA SOJA
Las Petacas, Santa Fe , 29 septiembre 2006
El viejo territorio de La Forestal, la Empresa Inglesa que arrasó con el quebracho colorado, embolsó millones de libras esterlinas en ganancias, convirtió bosques en desiertos, abandonó decenas de Pueblos en el agujero negro de la desocupación y gozó de la complicidad de Administraciòn Nacional, Provincial y Regional durante más de 80 años.
Las Petacas se llama el exacto escenario del segundo estado Argentino donde los pibes son usados como señales para fumigar.
Chicos que serán rociados con herbicidas y pesticidas mientras trabajan como postes, como banderas humanas y luego serán reemplazados por otros. Primero se comienza a fumigar en las esquinas, lo que se llama ’esquinero’.
Después, hay que contar 24 pasos hacia un costado desde el último lugar donde pasó el ’mosquito’, desde el punto del medio de la máquina y pararse allí", dice uno de los pibes entre los 14 y 16años de edad.
El “mosquito” es una máquina que vuela bajo y "riega" una nube de plaguicida.
Para que el Conductor sepa dónde tiene que fumigar, los Productores Agropecuarios de la zona encontraron una solución económica: Chicos de menos de 16 años, se paran con una bandera en el sitio a fumigar.
Los rocían con "Randap” y a veces “2-4 D” (herbicidas usados sobre todo para cultivar soja).
También tiran insecticidas y mata yuyos.
Tienen un olor fuertísimo.
"A veces también ayudamos a cargar el tanque. Cuando hay viento en contra nos da la nube y nos moja toda la cara", describe el niño señal, el pibe que será contaminado, el nùmero que apenas alguien tendrá en cuenta para un módico presupuesto de inversiones en el Norte Santafesino. No hay protección de ningún tipo. Y cuando señalan el campo para que pase el mosquito cobran entre $ 0,20 y 0,25 la Ha. y $ 0,50 cuando el plaguicida se esparce desde un tractor que "va más lerdo", dice uno de los chicos.
"Con el ’mosquito’ hacen 100 o 150 Has por día. Se trabaja con 2 banderilleros, uno para la ida y otro para la vuelta. Trabajamos desde que sale el sol hasta la nochecita. A veces nos dan de comer ahí y otras nos traen a casa, depende del Productor", agregan los entrevistados.
Uno de los chicos dice que sabe que esos líquidos le puede hacer mal: "Que tengamos cáncer", ejemplifica.
"Hace 3 o 4 años que trabajamos en esto. En los tiempos de calor hay que aguantárselo al rayo del sol y encima el olor de ese líquido te revienta la cabeza. A veces me agarra dolor de cabeza en el medio del campo. Yo siempre llevo remera con cuello alto para taparme la cara y la cabeza", dicen las voces de los pibes envenenados.
"Nos buscan 2 Productores. Cada uno tiene su gente, pero algunos no porque usan banderillero satelital. Hacemos un descanso al mediodía y caminamos 200 Has por día. No nos cansamos mucho porque estamos acostumbrados. A mí me dolía la cabeza y temblaba todo. Fui al médico y me dijo que era por el trabajo que hacía, que estaba enfermo por eso", remarcan los niños.
El padre de los pibes ya no puede acompañar a sus hijos. No soporta más las hinchazones del estómago, contó.
"No tenemos otra opción. Necesitamos hacer cualquier trabajo", dice el papá cuando intenta explicar por qué sus hijos se exponen a semejante asesinato en etapas.
La Agrupaciòn de Vecinos Autoconvocados de Las Petacas y la Fundaciòn para la Defensa del Ambiente habían emplazado al Presidente Comunal MIGUEL ÁNGEL BATTISTELLI para que elabore un programa de erradicación de actividades contaminantes relacionadas con las Explotaciones Agropecuarias y el uso de agroquímicos. No hubo avances. Los pibes siguen de banderas.
Es en Las Petacas, norte profundo Santafesino, donde todavía siguen vivas las garras de los continuadores de La Forestal.
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