martes, 8 de enero de 2008

Y LA GUITA DONDE ESTA???



Desde lo más alto de la Ocean Tower, el “hombre de la valija” vio con sus propios ojos las ventajas que puede otorgar “el contacto con la política para hacer negocios”. En la foto, dos de las piscinas, el mirador del club house y el mar.

Guido Alejandro Antonini Wilson está enamorado del piso que tiene en la Ocean Tower –una de las dos torres más lujosas del exclusivo condominio Ocean Club, en Key Biscayne– casi más que de sus Ferrari. Es uno de los venezolanos que eligieron pertenecer a la “elite de los cayeros”, como llaman a quienes se niegan a poner un pie fuera de esta glamorosa isla de Miami. A pesar de la estricta seguridad que controla la entrada, PERFIL pudo ingresar y recorrer el paraíso de Antonini por dentro.

Vecinos famosos.

Puertas adentro todo es silencio y discreción. En el inmenso complejo integrado por seis torres y un grupo de búngalos se hace culto al perfil bajo. La mayoría de sus habitantes son latinos: venezolanos, colombianos y brasileños de un alto poder adquisitivo. Los precios de las propiedades en las torres con vista al Atlántico rondan los 2 millones de dólares.

La combinación de lujo y tranquilidad resulta una fórmula perfecta para muchos empresarios y personalidades del espectáculo. Entre los famosos que eligieron el Ocean están los cantantes Juanes y Carlos Vives, el corredor Emerson Fittipaldi y uno de los más expuestos galanes televisivos venezonalos, Andrés García. A muchos de los propietarios no les agradó nada la notoriedad mediática que adquirió en los últimos tiempos su voluminoso vecino Antonini Wilson.

Después de haber sido descubierto el 4 de agosto, cuando intentaba ingresar a la Argentina con una valija con 800.000 dólares sin declarar, Antonini abandonó Buenos Aires y a los pocos días ya estaba refugiado en su paraíso de Key Biscayne. De allí salió cada tarde, para encontrarse con sus ex socios Carlos Kauffmann y Franklin Durán, hasta que el 11 de diciembre pasado fueron detenidos, acusados de actuar como agentes ilegales de Hugo Chávez en los Estados Unidos. Hoy están terminantemente prohibidas las guardias periodísticas frente al lugar y a todo aquel que se acerque preguntando por Antonini se le entregan los teléfonos de su abogada, Theresa van Vliet.

De la casita a la mansión.

Permite una aproximación casual y sin esfuerzo a las cosas finas de la vida. Aquí usted encontrará lujo sin limitaciones.” El folleto de ventas del Ocean Club puede resultar pretencioso, pero una vez que se ingresa al lugar, no defrauda. La ubicación es privilegiada, en el corazón de Key Biscayne. A minutos del aeropuerto internacional, de la vida nocturna de South Beach y de los sofisticados restaurantes y shoppings de Coral Gables. También tiene acceso directo a la Crandon Marina y está a sólo 50 millas de las Bahamas.

Las dos torres con vista al océano son las más lujosas. Van de los 250 a los 450 metros cubiertos. Tienen baños de mármol con jacuzzi y vitraux de China, ascensores privados, terraza con una increíble vista de la Bahía de Key Biscayne.

Otro de sus plus es el acceso privado a la playa con unas pequeñas cabañas que los propietarios pueden utilizar para estar más cerca del mar. Además, el complejo cuenta con club de tenis, gimnasio y un spa beach, en el que se puede disfrutar de un masaje hawaiano por 140 dólares.

Quienes lo conocen desde la época en que vivía en el sencillo pueblo de La Victoria, cerca de Caracas, no dejan de sorprenderse por la “astronómica carrera” de Antonini Wilson, al que muchos definen como “un hombre que supo aprovechar al máximo sus contactos con la política para hacer buenos negocios”.

Prisión de lujo.

Después de lo que pasó en Argentina el Gordo se recluyó en su torre de Ocean Club y redujo al máximo sus salidas. Hecho que se intensificó después de que apresaron a Kauffmann y Durán. Creo que se debe haber sentido un poco culpable, y temeroso, de que mientras sus ex socios pasan los días tras las rejas, sin tener siquiera la posibilidad de la libertad bajo fianza, él espera las resoluciones de la Justicia encerrado en esta prisión de lujo”, asegura un compatriota que pide mantener su nombre en reserva.

Los rumores de que Antonini y su familia habían decidido abandonar el Ocean Club, todavía se escuchan. Aunque nadie confirma su paradero, hay quienes mencionan la posibilidad de que haya viajado a Atlanta, donde se encuentran su padre y su hermana, para alejarse de la realidad de Miami. También están quienes prefieren llevarse por el rumor que dice que Antonini es hoy un testigo protegido del FBI con identidad reservada. Sin embargo, pocos días antes de Navidad el venezolano apareció en el local de Louis Vuitton del exclusivo shopping de Bal Harbour acompañado de diez custodios. No buscaba una valija, sino una cartera para su mujer.

Mañana continúan las audiencias

El affaire de la valija, protagonizado por el empresario Antonini Wilson, volverá a reactivarse mañana temprano en la ciudad de Miami. El fiscal adjunto Thomas Mulvihill reanudará las audiencias previstas para este mes. El magistrado acusó a cuatro venezolanos y a un uruguayo de actuar como agentes del gobierno de Hugo Chávez enviados para presionar a Wilson para que ocultara el destino de los US$ 800 mil.

Curiosamente, Franklin Durán y Carlos Kauffmann, dos ex socios de Antonini detenidos por la Justicia norteamericana por el Valijagate, retiraron en las últimas horas una millonaria demanda contra el American Express International Bank. En la querella alegaban que el banco se había apropiado de un depósito de US$ 25 millones, de manera fraudulenta. A pesar de que habían logrado recuperar 18 millones, les quedaban pendientes 7 millones. Pero, curiosamente, desistieron. Para algunos es un gesto hacia el gobierno de EE.UU.


EL PIRATA ROBY