miércoles, 23 de abril de 2008

CARTA DE UN PADRE LUCHADOR


“Padre que estás sufriendo por amor a tus hijos:

¡¡Lucha!!

Yo te entiendo mejor que nadie, entiendo tu desaliento, tu desesperanza, tu soledad, tu hastío, pero te pido que luches.

Te pido que no abandones.

Lucha.

Lucha.

Lucha.

Cuando con buena intención te digan los demás que abandones, que te vas a destrozar, que la tuya, la mía, la nuestra, es una causa perdida, que la incomprensión te va a destruir, que te olvides de todo e inicies una vida nueva, te pido que luches.

Cuando te digan que tengas paciencia que te acostumbres a la injusticia, te pido que luches.

Cuando te propongan resignación Lucha, lucha, lucha.

Cuando te cruces por la calle con un niño de la edad de tu hijo, con una niña de la edad de tu hija, y en cualquier niño reconozcas a tu hijo y en cualquier niña reconozcas a tu hija comprendo que aprietes los dientes, comprendo que frunzas el ceño para no ceder ante las lágrimas, pero te pido que luches.

Cuando despiertes entre sollozos soñando que tus hijos te piden verte y tú no sabes, para no hacerles daño, cómo explicarles la verdad, cómo decirles que el egoísmo y la irracionalidad os separan, te pido que luches, que no claudiques.

Cuando te sientas pequeño, minúsculo, ante el gigante y viscoso muro negro de la indiferencia oficial, de la gris burocracia, Lucha, lucha, lucha.

Cuando compruebes amargamente que te mintieron, que te engañaron al hablarte de igualdad ante la ley, de la presunción de inocencia, y sufras la humillación de estar siempre bajo sospecha, de tener que probar continuamente tu inocencia ante los prejuicios, las mentiras, las injurias y las calumnias, te vuelvo a pedir que luches.

Te pido que levantes la cabeza altivo y luches, que defiendas la dignidad de tu paternidad, porque defendiéndola defiendes a tus hijos.

Te pido que pienses para tu lucha.

Te pido que trabajes para tu lucha.

Lucha de pie, Lucha arrodillado, Lucha gritando, exigiendo, rogando, suplicando.

Lucha.

Lucha.

Lucha.

Defiende tu dignidad de padre.

Un día, cada vez más cercano, tus hijos sabrán reconocer tu esfuerzo y te devolverán con amor los jirones de tu alma rota que has ido dejando por los caminos de la injusticia.

Lucha, lucha, lucha.

Porque tú eres el único que va a defender el derecho de tus hijos a tenerte.

Eres el único defensor de su derecho.

Tus hijos se merecen un padre como tú, Tú siempre serás su padre.

Tú eres único para ellos, debes luchar para que nadie los deje sin ti.

Debes luchar, sin desánimo, hasta tu último aliento, hasta la última lágrima, para que tus hijos no pasen nunca por donde tú estás pasando.

Para que ellos nunca sufran lo que tú estás sufriendo.

Para que tus hijos nunca penen, lo que tú estás penando, por el único delito de amarlos tanto.-“

Julio Bronchal Cambra, Papá de Asiak y Andros